El Atrato es uno de los ríos más importantes de Colombia, sus cuencas y afluentes, declaradas en el 2016 por la Corte Constitucional Colombiana como sujeto de derechos para la protección, conservación, mantenimiento y restauración, teje a su alrededor una inmensidad biodiversa, que se combina con los rostros de hombres y mujeres principalmente afro e indígenas, que han visto tanta riqueza empañada por las violencias.

Pero, ¿qué significa ser una niña, adolescente, joven o mujer atrateña, una mujer riosuceña, una mujer afro en un territorio que ha sido tan vulnerado? En el marco de los 16 días de activismo contra la violencia de género queremos resaltar una iniciativa  denominada Trenzadoras del Atrato, a la que mujeres integrantes de la Red Comunitaria de Villa Rufina, han dado vida desde 2022 con el apoyo de Acnur y Tdh-L; y que tiene por objetivo propiciar un espacio de encuentro y reivindicación de saberes ancestrales, entre más de 30 mujeres y niñas afrodescendientes que, a través del trenzado de sus cabellos, promueven escenarios de diálogo e integración sobre temas de interés para la protección de la infancia, el cuidado de la vida, la prevención de Violencias Basadas en Género (VBG), derechos sexuales y reproductivos, entre otros. 

‘’Pertenecer a las Trenzadoras ha sido una experiencia muy bonita, porque nos permite tratar temas que motivan nuestra vida personal, también podemos encontrarnos con nuestras compañeras, hablar de temas que nos sirven para nuestro crecimiento personal y para aprender a comunicarnos y entendernos… este es un espacio que nos ha servido para aprender a trenzar mucho más nuestros cabellos y, al mismo tiempo, hablar de los proyectos de vida.’’ (Marlen Palacios) 

Esta iniciativa se ha configurado como estrategia intergeneracional que reivindica la identidad de las mujeres afros con su cabello natural, promoviendo el autorreconocimiento y empoderamiento étnico, cobijando a quienes participan en un entorno protector libre de violencias y permitiendo que mujeres de diferentes edades reflexionen acerca de lo que significa ser una mujer en este territorio y las apuestas que pueden impulsar desde las comunidades para prevenir y erradicar las violencias. 

Desde Tdh-L nos sumamos a las voces de las Trenzadoras, mujeres afro, indígenas, campesinas y rurales, maestras, parteras y sabedoras, lideresas comunitarias, guardianas de las aguas y del mangle, madres y cuidadoras; a todas ellas y a los hombres que se han sumado a caminar a su lado, nuestro agradecimiento por su labor incesante para transformar sus territorios desde la construcción de paz, la protección y el cuidado, que permite sentar las bases de un mundo en donde las niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres puedan gozar del derecho a vivir una vida libre de violencias.   

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