Semanario Hildebrandt en sus trece – 15 de enero de 2016.

Muchos de los chicos internados en centros reformatorios o que participan en proyectos de resocialización tienen un promedio de edad de 16 años. “La mayoría de ellos cuenta que no recibía mucho cariño o mucha atención de parte de su familia o que no se adaptaban en sus colegios y terminaron por abandonar sus estudios. En general, se sienten excluidos y por eso empiezan a estar más rato en las calles y a juntarse con chicos que ya están metidos en una vida delictiva”, dice Véronique Henry, de Tierra de hombres.

Para acceder a la noticia original: aquí

Share This